viernes, 14 de enero de 2011

EL CURA SOMOZA

         José Antonio Somoza Ponte, nació el 22 de Abril de 1761 en el antiguo Concepción (hoy Penco) fue el tercero de seis hijos del matrimonio entre don Gregorio Santos Somoza, contador de la real hacienda de Concepción, y doña María Ponte y Andrade Cruzat. Estuvo a cargo de la parroquia de la Villa San Ambrosio de Linares entre el 26 de noviembre de 1804 y el 8 de diciembre de 1811, luego fue trasladado al obispado de Concepción. Fue amigo personal de Don Juan Martínez de Rozas con quien se reunía, en la obscuridad de la noche junto a otros personajes (entre ellos Don Bernardo O’Higgins) en clubes clandestinos, formando un grupo que fue conocido en la capital penquista como “los duendes” en donde fue un reconocido patriota manifestando desde el pulpito la Independencia de Chile.
         Después del desastre de Rancagua fue perseguido y detenido en el fundo de su cuñado Don miguel de Acevedo y Martínez, en las afueras de Linares, en noviembre de 1814, y remitido a la isla Quiriquina junto a más de trescientos patriotas Chilenos (entre ellos Don Manuel Bulnes Prieto futuro presidente de Chile a la sazón de 16 años), por orden del Intendente de Concepción, el Realista José Berganza.
         La violencia en contra de los prisioneros patriotas en la isla Quiriquina fue cruel y despiadada mucho más contra el cura somoza quien sufrió crueles vejámenes, golpes y torturas debido a su amistad con Martínez de Rozas y O`Higgins. Frente a esto, muchos prisioneros escaparon hacia el continente a nado o fabricando rusticas balsas con varas de puyas o cordones amarrados con boqui (enredadera silvestre abundante en la isla). Ramón y Manuel, hermanos del cura somoza, lograron huir de esta forma, no así el sacerdote quien tuvo que permanecer por más de tres años detenido siendo liberado por el Brigadier patriota José Ordóñez a bordo del bergantín “Potrillo”.
         Después de la batalla de Chacabuco, el Cura Somoza, regreso a Linares al fundo de su hermana menor Nieves llevando una vida tranquila, falleciendo de avanzada edad hacia la década de 1840.
         Con todo queremos dar un merecido reconocimiento a todos aquellos próceres anónimos de nuestra Independencia que el paso del tiempo ya a olvidado, en la imagen del sacerdote José Antonio Somoza y desmitificar aquella fabula sobre la maldición de Linares que “el cura somoza” habría hecho, lo cual no tiene ni base ni fundamento.


         (NOTA: Algunas fuentes utilizadas para el presente artículo son: “cuentos y leyendas al sur del sol” del Dr. José Retamal soto, La Independencia de Chile y 16 sacerdotes patriotas” de don Fernando Diez Aljaro y la “Historia de Concepción” de don Fernando Campos Harriet, premio nacional de Historia, entre otros).
(Continuara.)

3 comentarios:

  1. La gente suele entretenerse haciendo comentarios malignos que la ignorancia los atrae y los puede llegar a instalar en el podio sin antes no pasar por una turba que se especializa en el prejuicio y la mala intención, que los aplaude, aprueba y divulga.

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  2. Con este artículo se desmonta la fábula inventada por el conocido escritor linarense Januario Espinoza, a quien se le preguntaba si la leyenda era cierta o de su invención, la cual fue publicada en El Mercurio. El solamente sonreía. Bueno que los linarenses para copuchentos y creyentes de estupidecez somos mandados ha hacer. Algunos a los golpes de estado todavía le llaman pronunciamiento militar y así se puede seguir hasta el infinito.

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