viernes, 14 de enero de 2011

LINARES DURANTE LA INDEPENDENCIA (I)


           
            Como un modesto aporte al bicentenario de nuestra independencia a continuación se presenta de forma sucinta los acontecimientos más relevantes ocurridos en la Provincia de Linares durante este periodo de nuestra historia.
            El presente artículo es una continuación a lo ya publicado en el diario EL LECTOR en el aniversario de nuestra ciudad.
            En el decreto de fundación de la Villa de San Ambrosio de Linares de mayo de 1794, el gobernador del reino don Ambrosio O`Higgins designo como primera autoridad al subdelegado Don José Maria Vallejos e Ibáñez y como procurador general, para solucionar los pleitos de los vecinos, a Don Manuel Jiménez quien ejerció su cargo hasta 1799, siendo reemplazado por Don Clemente Maria Aristaín. En dicho decreto, se dejaba claro el repartimiento de los solares de la Villa (sus vecinos fundadores diecinueve), las obligaciones que tenían los habitantes para su desarrollo, como la de cumplir tareas de albañilería y carpintería, también se daba orden de traslado a la Villa de todas las Pulperías y bodegones que existía en la doctrina, como también sacar un canal del rió Ancoa para abastecer de agua a la población.
            Los habitantes del sector en 1788, según los papeles de Don Juan Martínez de Rozas, eran de 6.515 habitantes y según los datos del cura Pablo de la Barra, al asumir su cargo en la parroquia de Linares existían 8.422 habitantes. Este aumento de la población se explica por los beneficios que significaban para las personas el ser “vecino” de una villa, sin embargo esto también traía obligaciones militares y de desarrollo para la población (como ya se menciono) y es así como serán los primeros vecinos fundadores quienes cumplirán distintas tareas para el desarrollo de la Villa.
            Una de las primeras tareas que tuvo que realizar el subdelegado Vallejos fue, en 1796, la construcción de una Iglesia Parroquial, ya que en el decreto mencionado se le encargaba su construcción junto con la de una Cárcel y un Cabildo. Sin embargo no se tenía claro la forma de financiar su edificación y después de muchas diligencias para conseguir recursos, se llego a la conclusión de que se utilizaría una parte de los fondos destinados por el Rey para construir Capillas en “los obispados de Indias”, la otra parte se obtendría a través de la donación de los propios vecinos, los cuales participaron de estas diligencias de forma entusiasta. Vallejos proponía dotar a la futura Iglesia con las campanas de la Capilla de Longaví, la cual había pertenecido a los Jesuitas expulsados del Reino. Sin embargo, solo en Abril de 1799 se levanto un plano de la obra, realizado por el maestro mayor de albañilería y carpintería Tiburcio Gúmera, plano que fue llevado al celebre Ingeniero Don Joaquín Toesca pero, por fallecimiento de este, se le encargo al ingeniero Agustín Caballero su aprobación, quien solo en abril de 1800 acepto el proyecto levantado por el maestro Gúmera
            Se le encargo al cura Don Pablo de la Barra dirigir estas obras, quien se traslado previa autorización del obispado de Concepción desde su parroquia de Yerbas Buenas a Linares, en 1796, quedando Yerbas Buenas como simple vice-parroquia.
            El cura de la Barra había llegado en 1791 a la parroquia de Yerbas Buenas, sucediendo en el cargo a Don Francisco Tadeo de Sepúlveda y Carrasco. De la Barra era una persona muy empeñosa y desinteresada ya que había dirigido personalmente los trámites de la construcción de la parroquia de Yerbas Buenas, dotándola con dineros de su propio bolsillo. En 1805 el cura de la Barra dejo la parroquia de Linares siendo reemplazado por el famoso cura José Antonio Somoza
            Todos los esfuerzos por dotar de un templo a la naciente Villa de Linares no pasaron más que de trámites, ya que para 1805 aun no existía ninguna Iglesia, realizándose los oficios religiosos en una humilde construcción al costado noreste de la plaza de armas.
            Otra tarea encargada al subdelegado Vallejos fue la de delinear la construcción de puentes en los ríos Maule  y Loncomilla en 1797.
            También durante el gobierno de Vallejos, fue creada por real orden de 8 de mayo de 1801 “la administración de tabacos del partido de San Ambrosio de Linares” con la finalidad de lograr el desarrollo industrial y económico del sector. Se nombro como administrador de ella a don Joaquín Acevedo.
            La administración del subdelegado Vallejos concluyo en 1803 siendo reemplazado en el cargo por Don Manuel Rencoret González de Orellana
            Don Antonio Vallejos falleció de edad avanzada, alrededor del año 1828.
(Continuara.)

EL CURA SOMOZA

         José Antonio Somoza Ponte, nació el 22 de Abril de 1761 en el antiguo Concepción (hoy Penco) fue el tercero de seis hijos del matrimonio entre don Gregorio Santos Somoza, contador de la real hacienda de Concepción, y doña María Ponte y Andrade Cruzat. Estuvo a cargo de la parroquia de la Villa San Ambrosio de Linares entre el 26 de noviembre de 1804 y el 8 de diciembre de 1811, luego fue trasladado al obispado de Concepción. Fue amigo personal de Don Juan Martínez de Rozas con quien se reunía, en la obscuridad de la noche junto a otros personajes (entre ellos Don Bernardo O’Higgins) en clubes clandestinos, formando un grupo que fue conocido en la capital penquista como “los duendes” en donde fue un reconocido patriota manifestando desde el pulpito la Independencia de Chile.
         Después del desastre de Rancagua fue perseguido y detenido en el fundo de su cuñado Don miguel de Acevedo y Martínez, en las afueras de Linares, en noviembre de 1814, y remitido a la isla Quiriquina junto a más de trescientos patriotas Chilenos (entre ellos Don Manuel Bulnes Prieto futuro presidente de Chile a la sazón de 16 años), por orden del Intendente de Concepción, el Realista José Berganza.
         La violencia en contra de los prisioneros patriotas en la isla Quiriquina fue cruel y despiadada mucho más contra el cura somoza quien sufrió crueles vejámenes, golpes y torturas debido a su amistad con Martínez de Rozas y O`Higgins. Frente a esto, muchos prisioneros escaparon hacia el continente a nado o fabricando rusticas balsas con varas de puyas o cordones amarrados con boqui (enredadera silvestre abundante en la isla). Ramón y Manuel, hermanos del cura somoza, lograron huir de esta forma, no así el sacerdote quien tuvo que permanecer por más de tres años detenido siendo liberado por el Brigadier patriota José Ordóñez a bordo del bergantín “Potrillo”.
         Después de la batalla de Chacabuco, el Cura Somoza, regreso a Linares al fundo de su hermana menor Nieves llevando una vida tranquila, falleciendo de avanzada edad hacia la década de 1840.
         Con todo queremos dar un merecido reconocimiento a todos aquellos próceres anónimos de nuestra Independencia que el paso del tiempo ya a olvidado, en la imagen del sacerdote José Antonio Somoza y desmitificar aquella fabula sobre la maldición de Linares que “el cura somoza” habría hecho, lo cual no tiene ni base ni fundamento.


         (NOTA: Algunas fuentes utilizadas para el presente artículo son: “cuentos y leyendas al sur del sol” del Dr. José Retamal soto, La Independencia de Chile y 16 sacerdotes patriotas” de don Fernando Diez Aljaro y la “Historia de Concepción” de don Fernando Campos Harriet, premio nacional de Historia, entre otros).
(Continuara.)

LINARES DURANTE LA INDEPENDENCIA

         Entre los años 1803 a 1808 la subdelegación del partido de Linares quedo a cargo de Don Manuel Rencoret González de Orellana, durante su administración se termino la construcción de la Cárcel y las casas del Cabildo (que al parecer solo comenzaron a funcionar hacia el año 1806).

         Sin embargo, lo más importante de la administración de Rencoret fue la autorización que dio el Intendente de Concepción Don José de Alava al terrateniente Don José Barros y Vásquez, en febrero de 1804, de reconocer los Caminos y Boquetes que conducían hacia la pampa Argentina. A fines de marzo de ese año Barros informaba al Intendente que “de los caminos por el paso Ancoa y Achibueno, el mejor es este ultimo”… (para el cruce de la cordillera), aunque… “el del Ancoa tiene menos nieve en invierno y primavera que el de Achibueno”.
         Otras autoridades de la Villa San Ambrosio fueron; Don Felipe Gómez como escribano publico, Don Mateo Alcázar como juez Diputado, el Maestre de Campo Don Casimiro Tapia como Alcalde y el protector de Indios Don Joaquín Acevedo. En 1804 asume como cura de la doctrina el famoso José Antonio Somoza.
         A principios de 1808 Rencoret entrega la subdelegación a Don Luis Ortiz de Landaluce quien era uno de los vecinos fundadores de la Villa San Ambrosio. Su administración no alcanzó a durar dos años ya que a principios de 1810 dejo el Cargo debido a las primeras manifestaciones en contra de la Corona Española y a la escandalosa gestión del gobernador del reino Don Francisco García Carrasco. Al entregar la subdelegación, el cargo quedo vacante por lo que en febrero de ese año, tuvo que asumir el cabildo de la Villa.
         Durante el mandato de Ortiz de Landaluce se regula nuevamente el trazado de las calles (la primera vez fue en 1798) y se organizan las oficinas públicas.



martes, 4 de enero de 2011

FUNDACION DE LINARES

         Por lo general el común de las personas cree que Linares, a partir del decreto que creo su fundación el 23 de mayo de 1794, comenzó a ser un centro poblado en donde sus calles estaban trazadas y repartidas en solares entre sus vecinos mas connotados, lo cual es una visión errónea y bastante alejada de la realidad ya que nuestra Ciudad, a lo largo de su historia, se caracteriza por el esfuerzo y paciencia de sus habitantes para poder lograr su desarrollo.
         A partir del año 1755 se quiso fundar una villa a orillas del Batuco o en Pilocoyán, hacia la Cordillera, debido a los pedidos de sus habitantes, pero a pesar del empeño del vecindario y del corregidor del Maule, esta iniciativa no fructifico.
         En 1766 los habitantes de la “isla de Maule” (zona que comprende los ríos Ancoa y Achibueno) solicitaban a la autoridad crear una ciudad en el sitio llamado “monte del apestado”, cercano al “camino real”. El Gobernador Guill y Gonzaga considerando dicha solicitud consiguió dos años más tarde la autorización del rey de España Carlos III, para la creación de una villa en esa zona llamándola San Carlos el Real. Sin embargo la muerte del Gobernador, la burocracia de la época y el aislamiento e inseguridad en el que se encontrarían los habitantes de una villa hacia el interior del camino real (hoy carretera los Libertadores), zona que en la época era refugio de bandas de ladrones, vagabundos y asesinos, pospusieron la creación de dicha villa.

En 1788 el Intendente de Concepción, Don Ambrosio O Higgins, al recorrer el territorio de la isla de Maule, tuvo la idea de crear una villa, para ello encargo a su asesor Letrado Don Juan Martínez de Rozas la gestión de su idea. Rozas se alojo en las casas de doña Ángela Vásquez, dueña de la “estancia Pilocoyán” y al recorrer sus tierras se inclino por la idea de fundarla en la “Zona del Batuco”. A su vez los vecinos connotados del sector le dieron a conocer a Rozas, la necesidad y ventajas de la creación de una Villa, pidiendo que se le diera el nombre de “San Ambrosio de Vallenar” ya que contaba con aproximadamente “cinco a seis mil almas”. Un año más tarde la señora Ángela Vásquez cedió dos mil cuadras para la creación de la Villa, pero a pesar de las gestiones realizadas, el gobernador O Higgins tuvo que aplazar por un tiempo la fundación de esta villa por “asuntos de la frontera” con el pueblo Mapuche.
         A principios de 1794 el Intendente de Concepción Don Francisco de la Matta Linares, al recorrer la zona, se entusiasmo con la fundación de una villa en las tierras del Pilocoyán y el 16 de Abril de ese año dio a conocer al gobernador O Higgins su visita y su idea. El 22 de mayo el gobernador le respondió dándole todo su apoyo e interés en que al llegar la primavera se delineara y que en dicha fecha se contactara con el vecindario para la construcción de la Iglesia, el Cabildo y la Cárcel.
         El 23 de mayo de 1794 el gobernador Don Ambrosio    O'Higgins firmaba en  Santiago el    decreto Juan Martínez de Rozas el cual se   fundaba la Villa   de Linares   con  todos    sus  privilegios,   quedando   situado   en   el   camino  real que atravesaba el Valle Longitudinal hacia la Capital, a su vez se nombro como subdelegado de la Villa a Don José Maria Vallejos e Ibáñez.

         Al llegar la primavera de 1794 se levanto un plano de la futura villa y a fines de Diciembre se habían delineado los solares en solemnes actos en los cuales había participado el mismo Martínez de Rozas. Los vecinos fueron de la idea de bautizarla en honor al gobernador pero este, declinando este honor se opuso, frente a esto se llego a la conclusión de que llevaría el nombre y el apellido del gobernador e Intendente de Concepción.

         La villa tendrá que esperar algún tiempo para ser poblada y solo a fines de 1798 sus habitantes delinearon sus calles, lo que trajo consigo el repartimiento de forma efectiva de sus solares y por ende su poblamiento. Según Don Diego Barros Arana “la villa de San Ambrosio de Linares estaba repartida en ocho calles que partían desde la plaza y otras cuatro que salen de las medianías de sus costados”; es decir desde la calles Yumbel por el este, hasta San Martin por el oeste y desde las calles Mario Dueñas hasta Valentín Letelier de norte a sur respectivamente. Su aspecto era de la más completa humildad existiendo muchos sitios baldíos, las paredes de  sus  casas estaban  construidas  con barro y  ramas y sus 1echos de fibra vegetal las que protegían cómodamente a sus habitantes de las inclemencias del tiempo, era común ver aves de corral y animales domésticos por las mal delineadas calles. Su población se concentraba en la recova o mercado (calle Maipú) debido a que este era el centro comercial y se abastecían de agua por canales o acequias que la recorrían, siendo el más recordado por su insalubridad aquel que pasaba por lo que hoy es la alameda Valentín Letelier con O Higgins.

         La primera parroquia de Linares se ubico en el ángulo noroeste de la Plaza de Armas (Liceo Comercial), su construcción fue gracias al padre Pablo de la Barra; debió de ser muy sencilla y pequeña, construida de adobe y maderas de la montaña. El terremoto de 1835 la derribo siendo reconstruida en el ángulo suroeste de la plaza de armas el cual en aquella época se encontraba despoblado.                                                                                                                                                                  
Actual Catedral de Linares.

         El Primer Cementerio de la Villa data tan solo del año 1805 cuando el cura de la Barra solicito al Cabildo su construcción y así evitar sepultaciones en otros lugares, este se ubico en lo que hoy son las calles Yungay y Kurt Môller. A mediados del siglo XIX este comenzó a hacerse estrecho por lo que se traslado a las afueras de la Ciudad donde funciona hasta el día de hoy.